El futuro de los cuerpos seguridad y fuerzas del orden está en el punto de mira desde hace algún tiempo, especialmente en Norteamérica, donde una serie de incidentes de gran repercusión han desatado fuertes protestas en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Europa.
Como consecuencia de ello, se han empezado a cuestionar los métodos y las tácticas empleados por las fuerzas y cuerpos de seguridad en sus trabajos. En este artículo hablaremos sobre el futuro de los cuerpos de seguridad, un sector tan escudriñado.
A medida que el mundo evoluciona aparecen nuevos delitos, nuevas tecnologías y nuevos tipos de relaciones con la comunidad que requieren un replanteamiento de las bases sobre las que se sustenta el trabajo de los cuerpos de seguridad.
Por este motivo, es necesario poner en marcha una serie de cambios impulsados por herramientas y estrategias innovadoras que ayuden a trazar el futuro de los agentes de policía.
A continuación, trataremos algunos de los desafíos y los posibles cambios que afectan al futuro de las fuerzas de defensa y seguridad.
Desafíos a los que se enfrentan las fuerzas y cuerpos de seguridad
El mundo está cambiando a gran velocidad y eso afecta directamente a muchos aspectos de las labores policiales.
Todas y cada una de las acciones de estos profesionales (qué hacen, cómo lo hacen, dónde lo hacen y a quién se lo hacen) está cambiando a raíz de la aparición de nuevas tecnologías y de las expectativas ciudadanas respecto a su trabajo.
Primer desafío: las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías representan, posiblemente, uno de los cambios más visibles y de los desafíos más importantes a los que se enfrentan actualmente las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Independientemente de su nivel de ingresos, casi todo el mundo tiene un teléfono móvil que con el que se registran y se transmiten enormes cantidades de datos, lo cual que resultaba impensable hace algo más de 10 años. Esto es algo que ha repercutido de forma significativa sobre la forma de trabajar de los policías y los obstáculos que deben superar.
No solo tienen que adaptar estas nuevas tecnologías a los procesos de investigación y aplicación de la ley, sino que han de conservar también sus estrategias tradicionales y mostrar la seguridad necesaria para presentar cualquier prueba o hallazgo que pueda resultar decisivo ante un tribunal.
Segundo desafío: los nuevos delitos
Las nuevas tecnologías traen consigo nuevos tipos de delitos.
Mientras los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad hacen malabares para integrar los métodos tradicionales con las últimas innovaciones, los delincuentes las utilizan para dar con formas de infringir las normas nunca antes vistas.
Tanto es así, que se suelen encontrar entre los primeros usuarios de cualquier tecnología de nueva creación. Los delitos cibernéticos, el uso de aplicaciones de mensajería cifrada y los marketplaces de la dark web destinados a la venta ilegal de sustancias y a la trata de animales y personas son solo algunos de los nuevos tipos de delincuencia a los que se tiene que enfrentar la policía.
Por si esto fuera poco, el uso de divisas digitales para pagar por productos en las plataformas ilegales también ha traído consigo nuevas prácticas de blanqueo de capitales que obligan a los cuerpos de seguridad a redefinir las técnicas de seguimiento de este tipo de actividades.
Todo ello ha llevado tanto a los cuerpos de seguridad como a los criminales a establecer una especie de lucha que requiere no solo la aplicación de nuevas tecnologías por parte de la policía, sino la pericia necesaria para conseguir que jueguen a su favor.
Tercer desafío: los cambios dentro del cuerpo
La incorporación de agentes jóvenes a los cuerpos policiales ya resulta complicada de por sí, cuanto más si añadimos las nuevas tecnologías a la ecuación. Los saltos generacionales demográficos y tecnológicos han dado lugar a un cambio de expectativas por parte de los policías más jóvenes respecto a su profesión. Tal y como explica el destacado criminólogo Prof. David Weisburd, «Los agentes jóvenes tienen una cultura diferente. Un estudio realizado en Minnesota concluyó que las nuevas generaciones policiales ven esto como un trabajo en lugar de como una profesión, por lo que se lo plantean más como algo temporal que como un modo de vida al que dedicar 20 años para luego jubilarse. No contemplan necesariamente la posibilidad de pertenecer al cuerpo de forma permanente».
Esto hace que el proceso de reclutamiento resulte más complicado, ya que el cambio de personal es mucho más frecuente que en las generaciones anteriores.
No obstante, cabe destacar que es precisamente esa renovación constante de agentes jóvenes la que favorece la adopción de nuevas tecnologías dentro del sector.
Cuarto desafío: los cambios en las comunidades
Los cambios demográficos y tecnológicos que afectan a la forma de trabajar del sector policial también repercuten sobre las comunidades a las que deben proteger en cuanto a dónde viven o cómo se relacionan y con quién.
Esto ha supuesto un obstáculo a la hora de crear buenas relaciones con los ciudadanos a los que prestan sus servicios, ya que tanto la forma de comunicarse entre sí como el concepto que se tiene de los cuerpos policiales han cambiado.
Cualquier incidente, bueno o malo, tiene mucho más alcance que hace unos años. La tecnología influye enormemente en la forma de trabajar de los policías respecto a las comunidades, puesto que necesitan poner en marcha nuevas estrategias para animarles a que participen de forma activa en el mantenimiento de la seguridad y el bienestar y en la lucha contra el crimen.
¿Qué se puede esperar del futuro del sector policial?
Una vez tratados los principales desafíos, podemos centrarnos en lo que depara el futuro de los cuerpos de seguridad, que probablemente tendrá que ver con la implantación de nuevas estrategias de mantenimiento del orden y la adaptación de las últimas tecnologías al trabajo policial.
Nuevas estrategias de mantenimiento del orden
Normalmente, los debates sobre las estrategias policiales se suelen reducir a «aplicación proactiva de medidas de seguridad» vs. «protección del bienestar la comunidad».
A pesar de que existen grandes diferencias entre ambas, los estudios sugieren que estos enfoques no tienen por qué ser exclusivos entre sí.
De hecho, las investigaciones sobre estrategias policiales basadas en la aplicación de medidas proactivas han demostrado su efectividad en cuanto a reducción del índice de criminalidad, si bien es cierto que no generan un impacto positivo en la comunidad. En el caso de las estrategias de protección del bienestar comunitario, el efecto es justamente el contrario. Como bien resume el Prof. Weisburd: «En mi opinión, el futuro de la policía tiene que ver con combinar el control de los crímenes y la generación de un impacto positivo en la comunidad».
Adopción de herramientas adaptadas al futuro
Según se concluye en un estudio de Deloitte sobre el futuro de los cuerpos de seguridad, «el futuro de los cuerpos de seguridad gira en torno a la forma de aunar las nuevas tecnologías y el criterio humano en las tareas de mantenimiento del orden más esenciales».
El uso de nuevas tecnologías dentro del sector policial es inevitable, pero tiene ciertas limitaciones. En palabras del Prof. Weisburd: «[Las nuevas tecnologías] pueden ayudar a identificar los lugares donde se registran actos delictivos con mayor frecuencia, lo cual permite incrementar la presencia policial de una u otra forma en esos puntos. Sin embargo, creo que es un disparate que cualquier departamento recurra únicamente al uso de máquinas y deje de lado los conocimientos operativos de las personas. Los problemas no se solucionan solo a base de algoritmos».
Por tanto, el futuro de los cuerpos de seguridad necesitará de la colaboración entre las personas y las máquinas. La tecnología no debería reemplazar a los agentes, sino ayudarles a reforzar sus capacidades a la hora de trabajar.
Según el estudio de Deloitte: «La capacidad de la tecnología digital para procesar enormes volúmenes de datos permite dar con pistas que resultarían imposibles de encontrar para una persona, mientras que el cerebro humano tiene la capacidad de contextualizarlas, entender las circunstancias concretas e interactuar con otros seres humanos».
Por tanto, las claves serían las siguientes:
- Utilizar las máquinas para recopilar y procesar los datos necesarios para la generación de informes, así como para realizar otras tareas rutinarias y tediosas.
- Recurrir a los agentes humanos para aquellas actividades en las que son mejores que las tecnologías, como puede ser la interacción con otras personas.
Esto dejaría a los agentes más tiempo libre para relacionarse con los miembros de la comunidad y sacar mejores conclusiones basadas en el pensamiento lógico que, a su vez, ayuden a mejorar la precisión de las máquinas en una infinita espiral de colaboración.
El futuro de los cuerpos de seguridad: conclusiones
Parece que las principales conclusiones sobre el futuro de los cuerpos de seguridad se podrían resumir en lo siguiente:
- La aplicación de medidas de seguridad de forma proactiva y el compromiso de y con la comunidad son esenciales para las nuevas estrategias.
- La colaboración entre personas y máquinas es fundamental para aprovechar al máximo las ventajas de las nuevas tecnologías en el sector policial.
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